UN VIAJE DESEADO, UN VIAJE REALIZADO

Aquel 13 de junio fue un viaje esperado por los estudiantes de historia, pero inesperado para mí. Con el entusiasmo rebosante acepté viajar a Chincha, realizando así un deseo emitido hace ya 5 años atrás, en el I Coloquio de Historia, cuando aun era estudiante de II ciclo.
La experiencia fue única y, junto a profesor Santiago y a la profesora Karina, los jóvenes sapientinos conocieron aquella provincia que la expuse en fotos y narraciones aquel noviembre del 2005 en el auditorio de la Iglesia del Buen Pastor.

Nuestra parada fue en el centro campestre “El Bosque” ubicada en el distrito de Sunampe. Los muchachos disfrutaron de las delicias chinchanas a más no poder. Entre el algarabío y la comelona (donde la carapulcra fue la delicia del día), pudimos disfrutar de una rica cachina cortesía de los dueños del centro campestre. Con el estomago lleno y sonrisas por doquier, nos dirigimos a la Huaca La Centinela.

A 8km. De la Panamericana Sur se encontraba la huaca y, junto a ella, el museo. El grupo se dividió en dos para la excursión y tuve la oportunidad de exponer a los demás chicos lo que sabía de la cultura Chincha. Me alegré mucho que todos estuvieran atentos a ello y tomaran fotos del lugar.

La siguiente parada fue el distrito de El Carmen. Allí visitamos a la familia Ballumbrosio y conocimos un poco más sobre la música afroperuana que transmitió el patriarca de los Ballumbrosio a todas las generaciones de su familia. Luego de ello, en una pequeña caminata, llegamos a la plaza de armas del lugar para disfrutar de un zapateo bailado por jóvenes morenos de dicha familia. El baile y los picarones, así como la visita a la Iglesia de la Virgen del Carmen, fue lo que disfrutamos y, entre risas, nos informábamos más sobre el lugar, su historia, sus costumbres y nos contagiaron de su alegría coqueta que los caracteriza.

Pero al lugar más esperado por todos fue a la Vitivinícola Naldo Navarro, donde el paraíso de la bebida sana se encontraba. A pesar que nos quedaba poco tiempo, pudimos saborear todo tipo de vinos a la vez que nos enterábamos de cómo es preparada. Muchos de nosotros disfrutamos de la maravilla del lugar y probamos los vinos de misa, semiseco, seco, etc. y muchos compramos una que otra botellita de vino.

Chincha es una provincia humilde pero muy alegre. Creo que por eso los deseos de regresar cada vez son más fuertes. Siento orgullo de haber nacido en tierras sureñas, donde el calor no solo es por el sol sino por el amor que te transmite cada persona y cada familia a pesar de todo. Si bien mi pueblo a sufrido por lo ocurrido en agosto del 2007, a sabido salir adelante. Día a día, cada vez que viajo para ver a mi familia y seguir con mis investigaciones, me doy cuenta que mi pueblo es fuerte, aguerrido y fervoroso. Dios es amor y Melchorita Saravia intercede por nosotros.
Agradezco a los profesores de Historia de haber hecho mi deseo realidad. Aun recuerdo que invitaba a todos a que viajaran a Chincha en pleno coloquio. Ahora puedo irme tranquila y feliz de que aquello se haya realizado, mi familia y mis paisanos les agradece la visita y esperamos que no sea la última.

¡VAMOS PA’ CHINCHA, FAMILIA UCSS!

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