Agustín García Calvo: Poesía y realidad

Del Sermón de Ser y No Ser
versos 1290-1346
Así resulta que de los dos saberes
que de lados encontrados se nos imponían
nos nace la manera real y verdadera
de no saber.

Y del amor y de la guerra
de las dos Verdades Puras
a saber, que partes no puede haber de Todo
y además que Todo no hay,
florece en suma el modo verdadero de la No Verdad.

Conque esta es, y no lo olvides,
la manera de negar que cabe
y no otra alguna.

Que si dices simplemente:
No a la Vida
Abajo España
Muera el Rey
No existe Dios
No quiero Trabajar,
con ello estás inevitablemente
afirmando aquello que en el común vocabulario
se opone a lo que niegas,
y que bien mirado,
vendría siempre a ser lo mismo.

Mas en cambio,
si allí donde la Ley pidiendo está que digas o sí o no,
no sólo dices no,
no dices ni sí ni no,
más bien.

Como tampoco cabe abandonar el campo
(que en efecto, eso era dárselo al ejército del si)
responde si, no y no, y si perseverantemente.

Tal vez, entonces, puede, no se nos oculta
que no es gran cosa lo que aquí te estoy diciendo
mas bien que casi no te estoy diciendo nada
o por lo menos no sé bien lo que te digo
ni para qué.

Pero qué querías,
es la propia materia del discurso
la que no me deja saber decirlo.

Cuando él te está diciendo
que ni digas si ni no,
y cual la manera de decir que no y que sí,
no puede al mismo tiempo hacer traición él mismo a lo que dice.

Y como la ley del tiempo obliga
a andar a las palabras la una en fila tras la otra
y todavía no se ha inventado
aquella que decir pudiera si-no de un golpe,
no nos queda más remedio
que dejar que en tí se diga
lo que yo no puedo
decirte.
Estamos tú y yo
como el muchacho que mirando está
los ojos de sus amores verdes
y la voz le tiembla bajo la dulce tarde.

Sólo con Sóla.
Y aleteando están los corazones de los dos
y sin embargo no se atreve nunca, no puede
a pronunciarlas las palabras justas.

Bien que las conoce demasiado
Y demasiado sabe que se esperan esas.
Pero por eso mismo se resiste
como asnillo sin domar.

Y tiene su miedo su razón
Pues cuando al fin susurre
TE QUIERO
en el momento de decir la propia verdad
habrá jurado la mortal mentira,
y a prisión mohosa habrá por siempre condenado
la amenaza de libertad que acaso en sus amores florecía.

Conque así, sintiéndolo turbiamente,
tiembla como vara verde
y balbucea y busca en los ojos de la otra
desesperadamente
LA INTELIGENCIA.

Y los minutos en la fuente caen gota a gota
en tanto y los benzejos chillan por el cielo
y todavía sigue
sin poderlo
decir.

De Ismena
La voz de la razón me manda:
si el mundo quieres conocer,
primero muchacho a ti mismo, conócete.

No es fácil esta tarea,
al que conoce conocer.
Cuando ya lo veo,
deja de ser aquél que ve.

Mas, ¡ea!. Sepamos quién soy,
aunque no sea yo el que lo sé.
Tiene sus números el alma.

Dos es primero, porque es
su padre y su madre que a medias
le han dado el ser.

Pero al ser su madre y su padre
y los dos juntos a la vez,
es también el alma inevitablemente tres.

La vida y la ley de la vida,
y el amor de la vida y la ley.

Soy dos!, me digo, el uno y el otro.
Soy dos, me lo digo segunda vez
conmigo mismo en amor y guerra.


Soy dos, tres veces me lo diré.
Y el que lo dice ni es uno ni otro,
otro tercero tendrá que ser.

Soy tres, soy tres, me lo digo dos veces
para enterarme bien.

Y como dicen que da lo mismo
tres veces dos, dos veces tres,
héme aquí ya que me veo
siendo por lo menos seis.

Para que no se pierda la cuenta
por dedos y mano la llevaré.

Si estiro dos, tres quedan doblados
y dos me quedan si estiro tres.
Y si los sumo los tres con los dos,
ya tengo una mano, ya soy un ser.

Soy uno, uno, como uno cualquiera,
como se debe ser.
Y todos somos uno, lo mismo
nosotros, yo, tú y él y aquel.
Somos el coro de niños
y nos cuenta el sumo juez.

Quién soy, qué soy
al señor le pregunté
y el me respondió
calla y multiplícate.
Uno a uno seréis todos.
Todos cada cual seréis.

Esa será la república
donde la lucha y el haz y revés
de clases, edades y sexos
sea en total concordia y única fe.
Y en este coro entre todos a mi vez
yo seré el que soy por no ser ni tú in aquel.

Cuando creca y me haga un hombre ya veréis lo que seré:
Rey de mi mismo que rija
mis tropas rebeldes a mi mismo fiel.
Mis choques, caprichos y dudas
harán la paz en mí como único rey.

Iba yo cavando a buscar mi alma
y mi tumba era lo que cavé.
Tierra de memorias y de deseos
que no nombre tienen
ni mios eran ni sé de quién.
Y cuando pensaba llegar al fondo
de pronto me encontré
Sólo bajo el sol entre los soldados en el patio del cuartel,
gritando a coro Viva la muerte, Viva la madre que me dió el ser.

Descubrí tesoro que sólo vale
por la condición de que oculto esté.
La verdad saber de mi mismo quise,
yo que sólo soy porque soy mentira y no lo sé.

Si peláis el fruto, la roja pulpa se seca y se hace piel.
Si por ver mi cara me voy quitando mi careta y mi papel,
¿qué habrá de ser la cara que quede?
Máscara, más cara, habrá de ser.

Del relato de amor
Endecha 39

¿De dónde viene esa voz
que me acosa y me hace preguntas?
de lo que sé y lo que no.
¡Qué lejos suena la música!
Y quiere aún que responda
y que de mí nada le acuda.
Bien, pues no, no lo sé.
¿Cómo quieres que sepa la tumba
qué es lo que guarda?

La greda, la grama, el viento, la lluvia
¿van a saber lo que son,
si son algo o cosa ninguna?
No, no lo sé.
¿Pretendes que un muerto
crea o deduzca que es un muerto ni nada
si ya ha olvidado figuras,
números, nombres y todo,
si se ha olvidado por nunca de él mismo,
si lo han olvidado de las ciudades y rutas todos a él?
No sé. No lo sé. ¿Porqué me preguntas?

¿Le has preguntado al gusano
si sabe el puesto que ocupa
en la lista del sabio?
A la araña si sabe que teje?
A la luna si sabe en qué cuarto está?
Al candil si sabe que alumbra?
Si sabe su hora el reloj?
Si su rumbo sabe a la brújula?
Pues no, no lo sé. No lo sé.

Un muerto ni sabe ni duda.
Es lo que es y ya está.
¿Cómo va la nada profunda
a saber que no es nada?
Y la última cifra
¿cómo la última va a saber ella que es?
Oh! ¡Saber!. El verbo me zumba
en torno a la huera cabeza.

Y no sé qué dice ni busca.
No sé si estoy. No que sepa ni sí ni no.
sino pura esta verdad
que no, no lo sé.
Es tu sola pregunta quien se responde.
Mi lengua está diciéndote, muda:
No, no lo sé. No lo sé.

Si el silencio oyes escucha.
No sé si he muerto.
No sé si lo estoy.
Nadie hay que presuma
saber aquí nada.
No sé. No lo sé

Mil veces en una,
No sé. No lo sé.
Y mi voz, al callar, responde segura.

Canción del Rey de Copas

Unos dicen que la salud,
otros dicen que el dinero;
los hay que dicen que el amor
es lo primero.

Pero yo digo que el olvido
vale más que todos ellos.
El que tiene salud, no lo sabe,
y si lo sabe, está enfermo.
Si cuentas que tienes amor,
tu amor es ya sólo cuento.

Y el dinero no compra
ni amor ni salud:
sólo compra dinero, dinero.
Pero el vino del olvido
a todos los lleva de vuelo,
salud cuidadosa,
mentira de amor,
números de sueño.

Alarga la copa,
compañero:
bebe ilusión, que lo otro
no es más verdadero.
¿Para qué lo duro?
¿Para qué lo serio?

Que el vino nos haga olvidar
las penas de amor
y la guerra y el tiempo.

No tentar a la mala suerte
Ser un mal poeta,
fatal si es necesario,
y por la mañana levantarte muy tarde,
alargar los versos
como quien acumula piedrecitas
y después las lanza a la marea,
y por la noche levantarte aún más tarde,
y después las lanza a la resaca,
escoger una palabra al azar
y dar vueltas y más vueltas
por la ciudad, junto a ella,
cogiditos de la mano,
escoger una palabra gigante,
como, por ejemplo, hermafrodita,
y pasearla junto a ti
por en medio de las multitudes desacostumbradas,
y después levantarte muy tarde
en la mañana, y que ella ya no esté,
lavarte los dientes y las manos,
sentarte a escribir y esperar,
esperar, cansarte de esperar,
limpiar el polvo y hacer la cama,
descubrir bajo la mesa
cientos
de objeciones muertas
y un despertador enajenado
que gira y gira, impasible
ante tus horas de sueño o de insomnio.

CORTOMETRAJE

No podemos fingir el dolor,
el dolor nos finge a nosotros.

LECCIONES MAESTRAS
Estábamos Valente y yo,
él en su casa de Almería,
yo en la mía de Barcelona.
Estábamos los dos,
él hablaba,
yo callaba.
Era muy tarde en la noche,
y Valente explicaba su soledad
-la única posible-
ante unos periodistas,
mientras yo lo veía en la tele desde la mía.

PAISAJE DE ESPAÑA
Rilke, Toledo, Rilke.
Ronda, Rilke, Ronda.

PALABRAS
Amamos la mentira,
dime,
dime amor, dime
qué sueño te ha de desvelar.

Mientras nos amamos,
callas,
dime, dime amor,
dime las mentiras que sigo queriendo
escuchar.

Amo el silencio
que me clavas,
dime,
dime amor,
no me digas aún
cómo atas mis zapatos
al borde del desierto, cómo recelas de mí
cada vez que te hablo.

Amamos la mentira,
te digo,
te digo amor,
cada vez que consigues alzarme
para después negar,
asombrado,
que tras esta noche, habrá una caída.

A LA MANERA DE CERNUDA
La materia es de papel.
El hombre es de papel.
Los sueños son de papel y están escritos.
Sólo el aire escapa a cualquier designio.

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