ENSEÑANZA Y TIC
1. ¿Necesitamos ser alumnos virtuales para poder ser profesores de esta
modalidad?
Definitivamente. Existe una diferencia y brecha generacional entre docentes y
alumnos dentro del entorno digital, lo cual no es un impedimento para
establecer vínculos educativos con el alumnado, ya que el profesor viene
precedido por una formación que se basa también en lo virtual, y esta ha debido
de reforzarse a partir de las últimas tendencias educativas. En todo caso, la
necesidad de ser alumnos virtuales para poder desenvolverse adecuadamente con
los alumnos-nativos virtuales (con los cuales uno trabajará) se sustentaría;
sobre todo, en la aplicación de sus conocimientos pedagógicos a partir de una
base virtual, lo que implica una apertura en cuanto a la distribución de la
información y en el criterio de los alumnos para aprovecharla. Así, la tarea
del docente es, en primer lugar, conocer y manejar todas las herramientas
tecnológicas necesarias para poder desenvolverse y orientar adecuadamente a los
alumnos. En segundo lugar, una vez dominadas las herramientas dentro del mundo
virtual, la labor del docente se centrará en desarrollar un espacio pedagógico
pertinente en donde los alumnos aprendan a interactuar con el mecanismo
pedagógico que se plantea en el método de educación virtual: intentando
remarcar sus beneficios y lograr que el alumno encuentre en este medio una
fuente de conocimiento tan o más funcional que en la enseñanza presencial. Así,
en la educación virtual dentro del mundo tecnológico, el docente debe impulsar
y motivar un espíritu crítico, de análisis y discernimiento de la información.
El primer paso es, indudablemente, el dominio y desenvolvimiento en el entorno
digital.
Es importante tener en cuenta, según Prensky y Cassany, que existe una brecha generacional entre docentes y alumnos que en este momento coincide con la migración del entorno analógico al entorno digital. En este tránsito, los docentes tienen la posibilidad de enseñar lo más positivo del mismo utilizando el rigor y criterio académico para seleccionar las herramientas virtuales que se acomoden mejor a las necesidades pedagógicas y a los saberes universitarios. Así, al conocer el lenguaje de esta generación nativo-digital podremos entablar una mejor comunicación y acortar dicha brecha, razón por la que definitivamente tenemos que contestar positivamente a la pregunta previamente planteada: sí, necesitamos ser alumnos virtuales, de otro modo estaríamos enseñando a un alumno ficticio un contenido desactualizado, con herramientas del siglo pasado y en un lenguaje que no compartimos. Un ejemplo de esto se puede observar en el siguiente video de Sir Ken Robinson en el que se habla sobre la generación a la que estamos enseñando: http://www.youtube.com/watch?v=zDZFcDGpL4U
Es importante tener en cuenta, según Prensky y Cassany, que existe una brecha generacional entre docentes y alumnos que en este momento coincide con la migración del entorno analógico al entorno digital. En este tránsito, los docentes tienen la posibilidad de enseñar lo más positivo del mismo utilizando el rigor y criterio académico para seleccionar las herramientas virtuales que se acomoden mejor a las necesidades pedagógicas y a los saberes universitarios. Así, al conocer el lenguaje de esta generación nativo-digital podremos entablar una mejor comunicación y acortar dicha brecha, razón por la que definitivamente tenemos que contestar positivamente a la pregunta previamente planteada: sí, necesitamos ser alumnos virtuales, de otro modo estaríamos enseñando a un alumno ficticio un contenido desactualizado, con herramientas del siglo pasado y en un lenguaje que no compartimos. Un ejemplo de esto se puede observar en el siguiente video de Sir Ken Robinson en el que se habla sobre la generación a la que estamos enseñando: http://www.youtube.com/watch?v=zDZFcDGpL4U
En
conclusión, debemos conocer al alumno con el que trabajamos hoy en día (que no
es el mismo de hace una década). De lo contrario, al no manejar el mismo
lenguaje, la comunicación entre profesores y alumnos será deficiente (sino
imposible). Se estaría viviendo en una ficción, pretendiendo enseñar a un
alumno que no nos entiende y al cual no entendemos ni conocemos.
2. ¿Qué cualidades debe tener un profesor en este medio?
La ola de cambios en la sociedad y la cultura global desatada por el uso cada
vez más extendido de las TIC supone nuevos retos para los docentes en el
desempeño de sus labores. Debe moverse en un espacio diferente al habitual y
conseguir, además, una enseñanza eficiente y de calidad. En ese marco, la
educación de hoy no puede desentenderse de la tecnología digital; al contrario,
debe servirse de ella. En palabras de Daniel Cassany, el docente que se ubica
en el tránsito del entorno analógico al digital debe rescatar lo mejor de la
experiencia del entorno al cual está acostumbrado y acoplarlo al entorno
digital.
En términos generales, las cualidades que obtiene el docente en el medio
virtual se pueden dividir en dos tipos: las "empíricas", que
consisten en los conocimientos adquiridos (tales como el manejo del correo
electrónico o el de una intranet) a raíz de cambios metodológicos y la
introducción de nuevas herramientas dentro de la institución en la que trabaja;
y las "externas", que consisten en toda la preparación recibida por
medio de capacitaciones o cursos de actualización. En este derrotero, el
docente que ha incursionado en el medio digital ya tiene un contacto mínimo con
los recursos tecnológicos y debe complementar su aprendizaje mediante la preparación,
la práctica y la actualización de forma dinámica.
El desarrollar la capacidad de equilibrar y acortar las diferencias con los nativos digitales se logra con una preparación y aprendizaje constante. Con la habilidad de traducir en el discurso y sensibilidad del nativo digital la importancia de entender la información como algo de naturaleza plural, debe fomentar la capacidad crítica y reflexiva del alumno, despertar su creatividad, curiosidad y afán por la investigación, la producción de conocimiento y la creación de contenidos culturales cuya interpretación exige un esfuerzo mayor que el de simplemente copiar y pegar textos de la red. En otras palabras, el docente debe promover una participación crítica y reflexiva en el alumno frente a la cantidad de información disponible en internet.
Finalmente, el docente está llamado a manejar una capacidad de planificación
rigurosa, pues debe prever las posibles dificultades que puedan enfrentar los
estudiantes y el modo de superarlas. En ese sentido, el docente debe estar
preparado para educar a jóvenes que manejan un código de lenguaje y formas de
aprendizaje propios para asumir con efectividad su rol de mediador del
conocimiento y en esa labor debe estar abierto a la posibilidad de aprender de
ellos interactivamente. Debe conocer que existe un registro lingüístico digital
de características propias, muy extendido entre las nuevas generaciones, y debe
ser capaz de persuadir al alumno para que desarrolle un registro académico
apropiado para la comunicación oral, escrita o multimedia en su vida
universitaria y profesional.
3. ¿Qué presupuestos didácticos subyacen a una propuesta de educación
virtual?
En el mundo contemporáneo, el docente ha de utilizar la tecnología de la
información y la comunicación en la educación virtual. El aprendizaje debe
entenderse como construcción, ideal que resulta bastante favorecido por el uso
de las TIC. El espacio virtual predispone desarrollar la comunicación y el
diálogo de manera dinámica, eficaz, interactiva, en tiempo real o asincrónico,
lo que posibilita la construcción de un aprendizaje interactivo y significativo
entre el docente y el alumno. Así, es posible aprovechar el interés y el manejo
que poseen los estudiantes (o “nativos digitales”) sobre el uso de los espacios
virtuales para transformar la información en conocimiento, desarrollando el
contenido del currículum en el aula virtual. Para alcanzar dicho objetivo, el
docente selecciona y proporciona valiosos materiales didácticos en la
preparación de sus clases, utiliza diversos recursos de corte audiovisual
(Power Point, Prezi, Keynote, blogs, intranet, Skype, Youtube, etc.), bases de
datos de artículos académicos especializados (Jstor, ProQuest, EBSCOhost,
etc.), revistas electrónicas (SciELO, Lexis, Criticón, etc.), libros online
(Google Books, Elsevier, Thomson Gale), motores de búsqueda (Google académico)
y bibliotecas virtuales. El manejo de estos diversos soportes permitirá al
estudiante desarrollar habilidades para investigar, seleccionar, procesar,
elaborar y crear conocimiento. Así, su participación activa fortalece su
actitud creativa, crítica y reflexiva en la valoración de la información, pues
realiza un trabajo colaborativo, continuado y coordinado que fomenta el
desenvolvimiento en su entorno laboral y social, lo cual contribuye a una
comprensión efectiva y significativa.
4. ¿Se aprende realmente con estas herramientas?
Indudablemente, sí hay un aprendizaje, solo que el docente debe encontrar la
forma adecuada de utilizar estas herramientas a favor del aprendizaje del
alumno. En primer lugar, la experiencia virtual le brinda al estudiante un
criterio de selección respecto al uso y a la organización de todas aquellas
fuentes y herramientas orientadas a su actividad académica. Gracias a la
progresiva capacidad de discriminar que va adquiriendo, comprende que no todo
lo que circula en la red es confiable. Es aquí donde debe hacerse efectiva la
orientación del docente para poder jerarquizar lo que es particularmente
funcional para los objetivos del trabajo requerido.
En segundo lugar, como lo señala el texto de Marc Prensky, el nativo digital se constituye poco a poco en un ser "multitarea" que no conserva una línea de razonamiento lineal, sino más bien toma de distintas fuentes y procesa la información con rapidez. A esta capacidad también se le denomina “competencia multimodal”, competencia que describe a un usuario que forma parte de un entorno digital. En este entorno, los diversos sistemas de representación del conocimiento (el habla, la escritura, la imagen, el audio, etc.) se presentan integrados a su percepción. La experiencia con dicho entorno lo convierte en un sujeto consciente de que todo discurso es de naturaleza plural y su interpretación siempre supone un grado de complejidad que le demandará toda su habilidad creativa, porque interpretar también es crear, no solo prolongar miméticamente una idea expuesta. Más aún si, como señala Cassany, las prácticas digitales de la escritura multiplican las posibilidades expresivas y el acceso a la información, en comparación a las prácticas analógicas.
Por otro lado, la praxis intelectual del alumno gana dinamicidad, rasgo
que asociamos con la noción de juego señalada por Prensky. Para este autor, la
transmisión de conocimientos no debería ser una cuestión conflictiva para el
educando. Al contrario, si incorporásemos la idea de juego, en un sentido
recreativo y creativo, una vez señaladas las reglas o convenciones académicas,
el nuevo contexto educativo sería aprovechado de una mejor manera. La única
forma de combatir el impacto que ocasiona la gran cantidad de información que
circula en el espacio virtual sería moldeando un espíritu crítico-reflexivo, a
partir del cual el alumno edifique su propio conocimiento.
Nó Sánchez argumenta que los recursos virtuales nos permiten ampliar el espacio
donde se puede producir las interacciones académicas para alcanzar el objetivo
del conocimiento y se puede gestionar a través de la gama de espacios virtuales
para generar microcontenidos que ayuda a acercarnos a los objetivos educativos
planteados a favor de la calidad educativa que se debe ofrecer al alumno. En
realidad, esta nueva enseñanza amparada en los recursos virtuales, si es bien
aprovechada, será de mucha utilidad para el alumno cuando este asuma desafíos
posteriores, como por ejemplo cuando tenga que estructurar y redactar
investigaciones mayores: la tesis.
José Ángel A. de la Fuente señala que el alumno que se ubica en un contexto de aprendizaje con las TIC’s como herramienta académica, incorpora objetivos, métodos y actividades dirigidas a la solución de problemas a través de la investigación, siendo capaz de percibir la trascendencia de la tarea y el grado de responsabilidad e importancia por resolverla. En ese proceso de la estructura de lo investigado, es capaz de planificar, estimar la dificultad de la investigación y utilizar las herramientas virtuales en el proceso de dicha investigación. De esa forma, los alumnos son capaces de expresar opiniones acerca del grado de dificultad de la tarea y del esfuerzo que requiere.
José Ángel A. de la Fuente señala que el alumno que se ubica en un contexto de aprendizaje con las TIC’s como herramienta académica, incorpora objetivos, métodos y actividades dirigidas a la solución de problemas a través de la investigación, siendo capaz de percibir la trascendencia de la tarea y el grado de responsabilidad e importancia por resolverla. En ese proceso de la estructura de lo investigado, es capaz de planificar, estimar la dificultad de la investigación y utilizar las herramientas virtuales en el proceso de dicha investigación. De esa forma, los alumnos son capaces de expresar opiniones acerca del grado de dificultad de la tarea y del esfuerzo que requiere.
Esta experiencia académica es
invaluable para el docente quien se compromete a entender esta gama de
herramientas nuevas que el alumno tiene al alcance para guiarlo en un buen uso
académico y profesional. Una correcta orientación, una productiva experiencia con el entorno
virtual, posibilitará una revaloración de la autoría de las fuentes de
información, por parte de los estudiantes. En tal sentido, podrán ellos asumir
conscientemente las implicancias del diálogo académico, la importancia de jerarquizar
y de alternar sus ideas con las de otros, de validar un argumento encontrado
enriquecido por la imagen, el sonido y una continua intertextualidad que lo
conecta con una comunidad virtual que no pierde de vista su naturaleza
académica.
(Respuestas contestadas después de una experiencia de evaluación docente en un foro educativo dado por la UPC - Julio del 2013)
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