EL AMOR CORTÉS
Para la mayoría de los estudiosos del amor cortés éste es un sentimiento no cristiano, lo cual supone la anómala existencia de una corriente amorosa herética en una sociedad profundamente cristiana.
DESARROLLO ARGUMENTATIVO
El amor cortés refleja una tendencia a valorar la sexualidad humana; en otros términos, se reconoce y se asume el propio erotismo; lo asocia con el amor mediante un código ético. Tal código, cuyos elementos son estables, adopta obvias características del mundo en el que surge, es decir, provienen de las concepciones feudales y la religión católica. Entonces cabe señalar que el amor cortés no se armoniza con muchos de las normas de la cultura oficial; es más, forma parte de una ideología alternativa, en principio subversiva, pero que se llega a medir de diversos modos. Fue parte, ciertamente, de las propuestas ideales de la nobleza; pero en lo cotidiano sobresalió la normativa oficial.
El amor cortés clásico no es en absoluto una locura amorosa, nacida de un arrebato de los sentidos, sino que es razonado y capaz de justificarse por la valoración de las perfecciones físicas y morales de la dama elegida. Como amor de elección, sabe contar las satisfacciones recibidas y las tristezas del rechazo. Esta exaltación amorosa es una mística profana y por completo terrenal. No hay ninguna alusión a Dios ni a otros sentimientos. El desapego de la fe religiosa es completo. Se nutre de sí mismo, se enriquece con sus propios tormentos, se exalta con su propia vida y con sus propias satisfacciones. Al medirse con una dama inaccesible, llega a veces a una búsqueda del amor en sí mismo, por su carácter ennoblecedor. Pero también atraviesa la más negra desesperación.
La disociación amor/matrimonio es perfectamente comprensible si se considera que, en el uso oficial, el casamiento entre miembros de las capas superiores es sólo “un contrato más, un acto político – económico en que el interés del clan familiar es el factor decisivo, y en el que el «amor» no tiene papel alguno”; además, para la realización de este contrato, poco tienen que ver los contrayentes. Así las cosas, el amor cortés viene a implicar una afirmación de la individualidad: la elección y la entrega son libres y voluntarias.
CONCLUSIONES
El amor cortés, finalmente, se reduce a los siguientes rasgos: la humildad, pues siempre el enamorado se siente inferior a la amada; la cortesía, porque sus formas no son groseras sino refinadas y llenas de delicadeza. Sólo los nobles en linaje y conducta, hombre y mujer, pueden aspirar al amor; la utopía, porque no aspira a conseguir el favor de la amada; sólo le basta con expresarle su admiración y su devoción, sin esperar ninguna recompensa a cambio; el desinterés, porque el poeta no pretende el matrimonio, sino que canta a una dama excelsa y elevada con la que no puede aspirar al casamiento; la frustración, por la imposibilidad de consumar el amor o porque el desastre sigue inmediatamente a la consumación, y el secreto, por ser un amor encubierto, no manifestable públicamente.
BIBLIOGRAFÍA
- PAUL, JACQUES. Historia intelectual del occidente medieval, España: Ediciones Cátedra, 2003, pp. 301 – 308.
- DUBY, GEORGES. El amor en la edad media y otros ensayos, España: Alianza Universidad, 2000, pp. 66 – 73.
WEBGRAFÍA
- DOCENCIA.IZT. El amor cortés. http://docencia.izt.uam.mx/walde/AMORCORTES.html
- HISPANOMEDIEVALISMO. Amor cortés y cultura oficial. http://www.waldemoheno.net/articulos/JdeFloresamor.pdf
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